Hoy hablaremos de la historia de la depilación. Se piensa en la depilación como una concepción estética reciente, relacionada con los cánones de belleza actuales, y más relacionada con el sexo femenino. Aunque las dos últimas premisas sean ciertas (CIERTÍSIMAS), caer en la primera supone un error. La depilación es una técnica que ha acompañado a la raza humana a lo largo de los siglos o, mejor dicho, a lo largo de los milenios.
Los primeros vestigios de la presencia de la depilación datan de la prehistoria. Historiadores/as y arqueólogos/as cuentan que en muchas cuevas cavernarias se han encontrado utensilios destinados a la depilación. Las más frecuentes son piedras afiladas, y conchas marinas en el caso de los yacimientos próximos al mar. Ambos claros antecedentes de las cuchillas que hoy utilizamos.
Se cree que la depilación prehistórica, más que con fines estéticos, se realizaba por motivos de practicidad y seguridad, siendo más propia de hombres que de mujeres. En las batallas entre clanes, y la lucha contra depredadores, la ausencia de barbas y pelo le ponía más complicado al oponente “cazarte”. Era un flanco menos al que agarrarse.
Con la llegada de las civilizaciones, la depilación comienza a tomar otros sentidos
En la cultura del antiguo Egipto la belleza y el culto al cuerpo eran protagonista entre los estratos de la sociedad más pudientes, ya que consideraban la belleza un regalo de los dioses que había que mantener.
Se prestaba especial atención al uso del maquillaje y al cuidado de la piel. La depilación cobraba gran importancia, ya que la presencia de pelo estaba relacionada con la dejadez, la pobreza y comportamientos bárbaros. Además, al tratarse de un clima seco de altas temperaturas, la hidratación de la piel era mucho más sencilla en un cuerpo sin vello.
Asimismo, en el Imperio de las pirámides el ritual de la depilación, además de por cuestiones estéticas, se realizaba con fines religiosos. Tanto es así, que los sacerdotes y las sacerdotisas habían de llevar todo su cuerpo libre de vello para poder acceder a los templos.
Para depilarse, utilizaban cremas depilatorias elaboradas con sangre y grasa animal. Aparte de eso, creaban ceras a partir de limón, azúcar, aceite y miel. Entre los hombres, también era muy común el uso de navajas hechas con hierro, sílex y cobre.
La depilación en los imperios Griego y Romano
Imperio Griego
En la antigua Grecia, los cánones de belleza se regían por cuerpos libres de vello. Era señal de pulcritud y juventud. Depilaban todo su cuerpo a través del fuego (utilizando velas), con piedra pómez o con ceras creadas con sangre animal.
Como dato curioso, cabe destacar que las mujeres, desde bien jóvenes, se deshacían de su vello púbico para preservar siempre un aire juvenil e inmaculado. Al igual que sucedía en tierras egipcias, la depilación era propia de las clases más altas. La importancia de la depilación era tal que, si nos fijamos, en las representaciones escultóricas de la época la presencia de vello es, prácticamente, inexistente.
Imperio Romano
Los romanos, que basaron sus cánones estéticos en los de la antigua Grecia, no iban a ser menos en cuanto a depilación se refiere. Las mujeres comenzaban a depilarse a muy temprana edad. Para hacerlo, utilizaban pinzas, resina vegetal y una cera hecha con alquitrán. Los baños femeninos de la época disponían de una sala dedicada a estos menesteres, siendo el pueblo esclavo el encargado de depilar a las clases sociales más altas.
Tanto en la Grecia clásica como en la época del Imperio Romano la depilación comenzó a ser una cuestión puramente estética y que practicaban, en una inmensa mayoría, las mujeres. Desde finales de la Edad Antigua hasta la actualidad, esta es una constante que se va a ir repitiendo hasta nuestros días: lo hombres dedicados al cuidado de la barba y las mujeres, al del vello corporal.
La depilación desde la Edad Media hasta el siglo XX
La llegada de la Edad Media trajo consigo una época oscura. El estilo de las mujeres era de corte casto. Apenas mostraban más que su cara en público. A pesar de ello, la depilación seguía siendo una constante en las rutinas de las más pudientes. Es más, algunos castillos contaban con un espacio destinado a la depilación. Bien es cierto que las zonas íntimas se mantenían puras, sin ningún tipo de intervención. Los rostros eran las zonas más cuidadas.
La edad moderna
La llegada de la Edad Moderna vino de la mano del periodo del Renacimiento. Las obras pictóricas renacentistas muestran a la mujer con un pubis cuidado. Vuelve la tendencia de la depilación íntima.
Entre los cánones estéticos de la época, destacaba el de eliminar las cejas y despejar las frentes de pelo, moda que puso en boga la Reina Isabel I de Inglaterra. Las técnicas para eliminar el vello del rostro eran, en ocasiones, muy dañinas para la piel. Para la depilación de las cejas, por ejemplo, utilizaban una pasta hecha con arsénico y cal viva. Se ha recuperado algún manuscrito sobre depilación con este ungüento que indicaba: “Cuando sientas calor en la piel, lávala rápidamente para que no se caiga la carne”.
La primera navaja inventada para el afeitado
Saltamos unos siglos para hablar de la primera maquinilla de afeitar. Surge en el siglo XVIII, inventada por Jean Jacques Perret. Escribió Pogonotomie, L’Art D’Apprende se raser a Sol-Meme, que viene a significar “El arte de afeitarse uno mismo”. El escrito venía acompañado de una hoja afilada con un mango de madera. Surgen así la primera maquinilla de afeitar.
Estaba destinada a la barba masculina, pero pronto comenzó a ser utilizada para la depilación general femenina. A partir de aquí, comenzó a extenderse la depilación con cuchilla. En la definición estricta de la palabra, rasurar el vello no es depilarlo, pero es importante mencionar un hito como este, ya que forma parte de las técnicas que se utilizan para eliminar el vello. Es más, ha sido una de las más extendidas en los últimos tres siglos.
La depilación en el siglo XX
El comienzo del siglo XX trajo consigo una nueva moda. Los vestidos ahora se presentaban sin mangas y las faldas no cubrían por completo las piernas. Los medios de comunicación, entre los que se encontraban los editoriales de moda, comenzaron a presentar mujeres sin pelos en las axilas. Ello hace que, en el año 1915, Gillette lance la primera cuchilla de afeitado orientada al público femenino.
A medida que los vestidos y faldas iban haciéndose más cortos, los medios más hablaban de la necesidad de eliminar el vello de las piernas para lucir mejor. En este contexto, además de la depilación con maquinilla de afeitar, comienza a extenderse el uso de ceras creadas con ingredientes naturales para cuidar la piel. La base preferida de estos ungüentos era la cera de abeja.
Más tarde, surgen las ceras creadas con resinas y parafinas de plantas, la cera tibia que se elimina con bandas y las maquinillas con varias hojas. Como puede apreciarse, no deja de ser una modernización de los elementos con los que se depilaba en la edad antigua.
Las últimas décadas del siglo XX son el preámbulo de lo que conocemos hoy como depilación: surgen los primeros servicios de depilación integral en centros de estética, y ésta vuelve a dejar de ser un terreno únicamente femenino: los hombres comienzan a eliminar el vello indeseado. Ello desencadena un negocio a nivel global que, a día de hoy, sigue manteniéndose.
La depilación en la actualidad
El culto al cuerpo ha sido una de las preocupaciones de los últimos 20 años. La perfección ya no reside solo en estrellas de la música, el cine y la televisión. Ahora, todo/a ciudadano/a de a pie quiere lucir perfecto/a. En la sociedad de lo efímero, la depilación se prefiere permanente. Así se cuenta con una “preocupación” menos en un mundo acelerado, lleno de compromisos y quehaceres. En este contexto surge el método de la fotodepilación.
Dentro de la fotodepilación podemos distinguir, grosso modo, dos tipos: depilación láser y depilación de luz pulsada. Ambos tipos son muy efectivos, pero cuentan con diferencias entre sí.
Depilación láser y depilación de luz pulsada
La depilación por láser, tal y como la conocemos, es la evolución del invento del láser RUBY (1960). Su uso estuvo ligado a fines médicos hasta el año 1994, que comienza a utilizarse para depilación. A pesar de que su uso está bastante extendido, hasta la última década ha sido un sistema de depilación muy costoso. Hoy en día, sigue sin estar al alcance del bolsillo de todos/as.
Para aplicar fotodepilación láser, es necesario atender al tipo de piel y el vello sobre el que va a aplicarse. Podemos distinguir entre tres tipos: diodo, alejandrita y soprano.
La fotodepilación de luz pulsada, a diferencia de la depilación láser, tiene una longitud de honda que se encuentra dentro del espectro visible. Es decir, funciona con luz blanca. Para que sea efectiva, requiere un tratamiento más prologando en el tiempo que la depilación láser.
Habiendo hecho un repaso a la historia de la depilación, se extrae que todos los métodos que conviven en la actualidad son el resultado de todos los ensayos realizados durante miles de años. Otra de las constantes que encontramos desde el inicio de los tiempos es la de que existían personas dedicadas a realizar la depilación. Por tanto, siempre has de depilarte y/o formarte con manos expertas.